Viernes 27/06/1900
De un cilindro llegado desde Marte emergen dos marcianos que atacan a la población con los que parece ser un rayo calórico, un arma desconocida y mortal para la humanidad.
Ayer por la mañana, temprano, una estrella, que a simple vista parecía un meteorito, sobrevoló Winchester en dirección al este y acabó cayendo en campo abierto entre Horsell, Ottershaw y Woking. El objeto, que tenía la forma de un cilindro y un diámetro de
Los curiosos de los pueblos de los alrededores se concentraron para ver a su nuevo vecino. El astrónomo Stent, del Observatorio Real, junto al astrónomo Ogilvy, de Ottershaw, organizaron a un grupo de obreros para descubrir su contenido, aunque estos no fueron capaces de abrir la tapa del cilindro debido a que esta no presentaba protuberancias ni asidero alguno. A medida que caía la noche se dieron cuenta que desde el interior del casco estaban desenroscando la tapa. De repente, y con un gran estruendo, cayó la tapa al suelo y apareció, con cierta lentitud i dificultad, el primer marciano. Después de lanzar un grito ronco, apareció un segundo marciano del cilindro.
Los marcianos tienen una apariencia muy diferente a la de los humanos. Sus cuerpos, que parecen grandes cabezas, son parecidos a un bulto redondeado. Su tamaño es aproximadamente el de un oso. Tienen dos grandes ojos oscuros, terriblemente penetrantes, una extraña boca en forma de uve, con un labio superior en forma de punta, y unos tentáculos, que les emergen de ambos lados de los labios, y les sirven de manos. Se mueven con mucha lentitud. Nuestros científicos han deducido que esto se debe a la diferencia entre nuestras atmósferas.
Al comenzar a oscurecer se inició un movimiento lento e intermitente en el pozo en que se hallaba el cilindro. De repente, se vio un resplandor de luz, y del pozo surgió una llama verde y luminosa, en tres bocanadas. Era tan brillante que el cielo y los alrededores parecieron oscurecerse momentáneamente. Esto fue seguido de un sonido silbante que gradualmente se convirtió en un zumbido agudo para acabar siendo un ruido prolongado. A su vez, emergió del pozo una estructura extraña de la que surgió un rayo de luz. Éste era un silencioso rayo de luz cegadora. A su paso, todo lo que tocaba estallaba en una blanca llama, ya fuesen pinos, matorrales o personas. Junto con el fin del zumbido, el objeto negro se hundió de nuevo en el pozo. Así murieron ayer cuarenta personas, entre las que se encontraban los astrónomos Stent y Ogilvy, que se habían aproximado para intentar comunicarse con los extraterrestres.
Durante toda la noche se oyerón martilleos y movimientos constantes dentro del pozo. Los marcianos daban la sensación de estar trabajando en algún tipo de máquina. A veces se levantaba al cielo una nubecilla verdosa.
A diferencia de los vecinos de la zona, las fuerzas militares si se dieron cuenta de las dimensiones de los sucesos, y de su gran peligro. Alrededor de las once de la noche pasó por Horsell una compañía de soldados que se desplegó por los bordes del campo comunal para formar un cordón. Un poco más tarde llego otra compañía por Chobham para ocupar el límite norte del campo. Llegaron oficiales del cuartel de Inkerman, varias compañías de soldados se desplegaron para rodear el campo comunal y, hacia las once de la noche, salieron de Aldershot un escuadrón de húsares, dos ametralladoras Maxim y unos cuatrocientos hombres del Regimiento de Cardigan.
Poco después de medianoche cayó el segundo cilindro en el camino de Chertesey.
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